domingo, 5 de septiembre de 2010

Capítulo 3...

La tarde comenzaba a morir. Jato se encontraba en su lugar de trabajo, denominado por él. Trabajaba con el tiempo a favor y no tenía ninguna prisa porque sabía perfectamente que la noche era su aliada. Aún faltaban algunas horas para que la oscuridad se fuera apoderando poco a poco de la cuidad, asique trabajaba con cierta calma. Estaba en una habitación aparentemente abandonada, pero con todo lo necesario para que organizara sus planes desde allí. Pese al abandono aparente de la habitación, poseía multitud de avances electrónicos para tener todo organizado. También tenía una cama en la que solía descansar y en la cabecera de la cama, su mural, como a él le gustaba llamarlo. En el tablón de corcho tenía varias fotos de sus futuras víctimas, entre las que se encontraba la foto de Cristina en primera posición; tachada porque ya había terminado con ella. Uno de los artilugios era sumamente importante para Jato; el portátil .Allí guardaba todos los datos necesarios, previamente recopilados para llevar a cabo sus intenciones. El hombre observaba varias fotos de la que sería su siguiente víctima. Acto seguido abrió un archivo en el que almacenaba toda la información de la chica; lugar de trabajo, horarios y zonas por las que habitualmente se movía. Jato no dejaba nada al azar, era literalmente un obsesionado por la perfección y se tomaba las molestias que hicieran falta para lograr sus propósitos. Después de analizar todo lo relacionado con la chica por última vez, Jato decidió apagar el ordenador para poner todo a punto y salir con tiempo. No le importaría esperar. Siempre le gustaba llegar antes de lo previsto para analizarlo todo. Se levantó de su silla y miró detenidamente su tablón.


- Mónica, te toca- No pudo evitar decir su pensamiento en voz alta con cierto orgullo. A los pocos instantes cerró la puerta de la habitación con llave y pasó a una sala contigua. En ella se podía ver una silla bastante grande frente a un espejo. Delante había una mesilla pequeña con dos cajones. Abrió el cajón de abajo. De allí saco dos cuchillos visiblemente afilados y los colocó encima de la mesilla. Seguidamente abrió el cajón de arriba. En él había una pinza del pelo de color rosa, la cual colocó justo al lado de los dos cuchillos.

-Todo está listo- exclamó con orgullo y salió de la sala cerrándola también con llave. Recorrió un largo pasillo y bajó unas escaleras muy inclinadas que le condujeron a la sala más grande de la nave, en la que aún se podía ver sangre de su anterior víctima. Al lado de la salida cogió su larga gabardina, de la que sacó sus necesarias gafas de sol y se las puso. Cerró la puerta y candó las tres cerraduras que tenía. Su coche le esperaba a la puerta. Era un coche viejo. Un BMW de color azul con cuatro puertas y un maletero muy amplio; ya que tenía deslizados hacia adelante los dos asientos traseros para tener más sitio en el maletero. Echó un último vistazo al reloj de su IPhone visiblemente cuidado. Eran casi las nueve.

- La hora perfecta- pensó. Guardó su teléfono en el bolsillo del pantalón no sin haberlo silenciado y arrancó su coche.

Cerca de veinte minutos transcurrieron cuando Jato llegó a su destino. Aparco su vehículo cerca de un puente que atravesaba el río Tormes y se dirigió andando al centro de la cuidad, a sabiendas de que aún le sobraba bastante tiempo. Al poco rato se detuvo al final de la céntrica calle de la Compañía y entró en una tienda a punto de cerrar.

- Por favor, quería una coca- cola light-dijo Jato con mucha amabilidad.

- Claro, puedes cogerla de esa pequeña nevera- respondió la dependienta.

- Gracias- volvió a contestar justo después de coger la lata. Sacó un billete de cinco euros de su pantalón con el que pagó a la dependienta justo antes de despedirse.

- ¡Espera, que te sobran cuatro euros!- exclamó la dependienta.

- Quédeselos por la molestia de venir tan tarde- contestó.

- Gracias, muy amable- volvió a decir la chica.

Jato se despidió; mediante un gesto, con la mano a medida que abandonaba la tienda. Al salir, dobló una esquina y se apoyó en una pared y abrió la lata. Sabía que no esperaría mucho. Después de varios minutos él observó desde la distancia como su objetivo pasaba por la calle contigua. Era una cuesta hacia arriba. Esperó un tiempo prudencial y comenzó a seguir a la chica a una distancia algo alejada, pero que le permitía observar todos los movimientos de la chica. La noche era ya bastante cerrada, por lo que no se veía apenas gente transitando por allí. Los fines de semana sí que se podía observar bastante movimiento por esa zona, pero un martes a esa hora apenas se podían observar contadas personas volviendo del trabajo. Jato lo sabía perfectamente ya que no dejaba nada a la improvisación, nunca. Mónica seguía avanzando por la calle hasta que poco después, cruzó una zona peatonal y se dirigió a una cuesta abajo. Era una chica no muy alta con el pelo moreno, su pequeño cuerpo era delgado y sus ojos marrones oscuros. Tenía veintidós años de edad. Tenía una personalidad bastante infantil y egoísta, al menos así era como Jato la recordaba y era bastante prepotente; aunque si se veía en algún apuro enseguida se acobardaba. La situación que el destino tenía preparado esa noche para ella no sería para menos. Acabó de bajar la cuesta. Jato estaba visiblemente alejado de ella, aunque la chica en ningún momento se volvió hacia atrás. Era su camino de vuelta del trabajo habitual y ya lo recorría mecánicamente, absorbida por sus pensamientos. A unos trescientos metros Mónica podía observar el puente por el que cruzaría el río y llegaría a su casa. Esta zona de la cuidad estaba literalmente vacía, como cada noche que la chica pasaba por allí. De repente, Jato se desvió de la ruta de su víctima y aceleró notablemente su paso rodeando por una calle paralela. Su intención era adelantar a la chica por esa calle sin que ella se diera cuenta de la situación. Mónica estaba a punto de llegar al inicio del puente cuando de repente escuchó un ruido que la sacó de sus pensamientos. Se volvió hacia atrás y vio una lata chocando contra la pared de la calle a pocos metros suyos. No había absolutamente nadie en la calle.

– Un perro- pensó. Se dio la vuelta intentándose recuperar del susto provocado por la lata. Al instante en el que acabo de girar hacia su posición original la chica sintió un fuerte golpe en la cabeza. El movimiento de Jato fue tan rápido que en ningún momento cedió alguna oportunidad de reacción por parte de Mónica, que se desvaneció en el instante perdiendo por completo el conocimiento. Jato se echó a su víctima al hombro y se dirigió a su coche aparcado a escasa distancia. Todo estaba saliendo a la perfección. No solía fallar en sus propósitos.

Se montó en el coche metiendo a la chica en el amplio maletero, justo después de amordazarle la boca y atarla de pies y manos por si se despertaba antes de lo previsto. Apenas tardó en llegar de regreso a la nave. Abrió la parte trasera del coche y saco a Mónica, que estaba aún aturdida y dormida debido al fuerte golpe recibido. Volvió a apoyarla en su hombro y abrió las tres cerraduras de la puerta de hierro visiblemente oxidada. Se dirigió a la sala pequeña y colocó a la chica sentada y atada a la silla. Seguidamente se apresuró a preparar la trampa que había pensado para ella. Jato era bastante metódico y le gustaba recrearse en lo que hacía. Solo trataba de devolver todo el daño que le habían causado, aunque él lo prefería hacer físicamente y no sentimentalmente; como ya sufrió en el pasado. Sacó de detrás de la silla dos brazos metálicos muy flexibles que coloco a ambos lados de la chica, separados de cada lado de su cuello. Después los ató a un mecanismo en la parte posterior de la silla. Jato se alzó y coloco a ambos lados de los extremos de los brazos los dos cuchillos, que quedaron a escasos centímetros del cuello de Mónica. Jato desató con delicadeza los brazos de la chica, no quería que se despertara antes de lo previsto. Acto seguido le ató tan solo un brazo a la silla dejándole el otro libre pero con escaso margen de movimiento, imposibilitando que intentara forcejear para liberarse del secuestro. También le quito la mordaza de la boca para poder hablar con ella posteriormente. Por último empujó fuertemente la silla hasta que quedo muy cerca del espejo que tenía enfrente. Ya estaba todo listo, solo quedaba esperar a que Mónica se despertara.

Aproximadamente una hora y media pasó cuando Mónica se iba despertando muy lentamente. Tardó unos segundos en recuperar por completo el sentido y el temor se apoderó de su mente. Sintió un helado escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. De frente a ella solo podía ver el reflejo de su cara totalmente aterrada. Intentó girar la cabeza para observar más el lugar pero su terror fue en aumento al ver los dos cuchillos a ambos lados de su cuello, lo que le limitaba enormemente su movilidad. Observó que solo estaba atada de una mano e intentó moverla para intentar liberarse pero de repente algo la paró en seco de sus intenciones.

- ¡Si yo fuera tu no me movería mucho!- Esa voz retumbó en la cabeza de Mónica, le sonó muy cerca. La chica miro en el reflejo posterior de la habitación que le ofrecía el espejo pero no consiguió ver a nadie.

- Te explico- prosiguió diciendo Jato- , eso que tienes a cada lado se activa de dos formas. Una de ellas es el movimiento ya que tiene un sensor y cada lado y la otra es un control que lógicamente poseo yo- Mónica se paró en el acto.

- ¡Quien eres, que quieres de mí!- Gritó la chica totalmente fuera de sí.

- Siempre las mismas preguntas- contestó la voz que Mónica escuchaba literalmente cerca- . Más te vale que me obedezcas en lo que te digo si no quieres que todo acabe de muy mala manera- prosiguió sabiendo que el resultado sería fatal para ella de cualquier forma.

- Quiero que, con el brazo que tienes libre, abras el cajón de la mesilla que tienes delante y saques algo tuyo que hay guardado allí.

- ¡No!- replico Mónica- , ¿crees que soy idiota? si me muevo, los cuchillos también lo harán.

- No te preocupes que ahora esto solo lo manejo yo por el control remoto, ya que he tapado los sensores y no se activaran.

Mónica desconfiaba totalmente de las palabras del secuestrador. Llevaba varios momentos intentando identificar la voz pero sin resultado alguno ya que sonaba muy distorsionada. Empezó a mover lentamente su brazo liberado, y al ver que los cuchillos no hicieron ningún movimiento, prosiguió avanzando el brazo hasta el cajón de la mesilla lentamente. Muy despacio consiguió abrirlo y sacar lo que el cajón contenía. No entendía nada; de allí saco una pinza del pelo.

- Solo te devuelvo lo que es tuyo- volvió a decir la voz- . Quiero que te hagas una coleta en el pelo con tu pinza, ¡deprisa!- Jato parecía más impaciente.

Mónica obedeció sin decir ni una palabra. Sabía que estaba en manos de su agresor y no le quedaba más remedio que hacerle caso.

- ¿Quién eres?- preguntó con voz asustada

- ¡Otra que no se acuerda!- replicó Jato con voz de indignación–. No pasa nada, todo tiene su explicación- continuó- . Esa pinza te la dejaste en mi casa cuando por fin pudiste conseguir lo que querías. Resulta que te ponía; o te pone competir con tu hermana para quitarle los novios y después de hacerlo con ellos, tu único propósito es robarles y dejarles tirados. Conmigo también lo hiciste y yo no suelo perdonar el daño que me causan. ¿Sigues sin acordarte de la pinza?- preguntó Jato dando por finalizada la explicación.

Mónica pensó durante varios segundos hasta que por fin se dio cuenta de quién era su agresor.

- ¡Tú eres Paco, como has podido llegar a esto!- exclamó apresuradamente.

- ¡Jato, si no te importa!- replicó con un grito aterrador.

En ese instante Jato apareció como un relámpago detrás de la silla. Había estado todo el tiempo debajo, imposibilitando que el espejo mostrara su reflejo. Agarró a la chica de la coleta y empotró literalmente la cabeza contra el espejo provocando multitud de heridas en la cara de su víctima.

- ¡En qué te has convertido!- dijo Mónica totalmente aturdida por el impacto recibido.

- ¡Solo devuelvo el daño que me fue causado en mi anterior vida!- contestó Jato con voz firme, justo antes de actuar .Con su mano izquierda agarró la coleta de su víctima empujándola fuertemente hacia el respaldo posterior de la silla. Con la mano que le quedó libre accionó; con un rápido puñetazo, un botón colocado justo detrás del respaldo. Esta acción impulsó a los dos cuchillos, que de forma meteórica y violenta, se clavaron en ambos lados del cuello de Mónica; provocando su muerte instantánea. La sangre salpicó el suelo de la habitación llegando incluso a impactar en la cara del agresor. Jato sacó un pañuelo y se limpió. Salió de la sala y se dirigió a un aseo que había en la parte opuesta de la nave. Mientras se duchaba, una gran satisfacción recorría su cuerpo. Todo había salido como estaba estudiado y ya había consumado su propósito con dos de sus víctimas. Sabía que aún quedaba mucho trabajo por delante, pero cada vez se sentía más orgulloso de su venganza. Aunque solo era el principio de lo que le quedaba por hacer. Acabó de ducharse y se dirigió a la sala donde había caído Mónica. Sonrió una vez más, ya solo quedaba exponerla en el lugar que previamente había pensado. Se consideraba un artista y para él era obligatorio exponer a su víctima.

9 comentarios:

Cristina dijo...

madre miaaaaaaaaa!! pero que violento diooss maldito Jatooo cabrón agh!!! dios chicos me ha encantado el capitulo quien lo hya escrito esta genial no se me ha echo para nada pesado!! seguir asi espero el proximo me encnatooo! :)

Cat dijo...

O_O alaa tu k cabron...

el capitulo staaaa mbn me encantaa
pero kiero saber xq les ace eso!! xDD
besitos espero pronto el proximo:)

Eli :D dijo...

diiioosssss
esta fantastico el capitulo me encanta!!!!
pero Jato es un cabron... vale k las de vuelva pero no asi joder....
seguir asi k lo aceis fenomenal :D
besos
espero el siguiente

Bea dijo...

Me alegro que os guste chicaaas!!!! xD aqui el hombre pako..... es asi de brutito y.. ya mas adelante.. se sabra pork ace esto!!!! xD ahora el siguiente m toka ami, asik.. toda la responsabilidad en mi!! yo no podre superarle, jajajja!!!! espero k sigais atentas!! besos guapas!!! os kieroo!!!

Pakito dijo...

me alegro mucho de k os guste,kiero aclarar k no soy un enfermo ni perturbado sino alguien kn algo de imaginacion jejeje,seguro k el siguiente capitulo tb sera genial

peggi17 dijo...

m en cantannn estas historias, de miedo, de violencia, ect. y Pakooo nt considero peturbado ni nada raro, lo bueno de escribir es tener imaginacionnn sn q seria de la historia q escribas¿? m encantaaa cm la llevais, deseandooo leer mas y Beitaa suerte en la proximooo cap seguro q lo haces tb genialll xDD jejeje xDD besitos a los doss y seguid asiiii xDD

Yersey Owen dijo...

Hola de nuevo! Como ves sigo por aquí. Te comento que me parece excelente que alternes lso capitulos desde los dos puntos de vista. Es una idea buenísima. Te felicito también por la imaginación que tienes a la hora de elegir cómo las asesina, y además me gusta que ya se vean pinceladas del móvil del asesino y de lo que impulsa a hacer lo que hace. Eso es muy bueno.

Sin embargo, tengo que decirte otra cosa, es un pequeño detalle y yo, que soy muy perfeccionista, pues siempre estoy preguntándome de si las cosas encajan o no. En este caso es el coche del asesino, un BMW viejo según tú, pero con los asientos traseros reclinables hacia delante. Y está la cosa, que no sé si la marca BMW, y más en los modelos antiguos, disponían de esa característica. Quizá si concretases el modelo el lector podría cercionarse de que es real. No sé si me explico.

Bea dijo...

El BMW en sí, existe, osea el coche existe. No creo k haga falta poner la marca del coche, eso ya sería demasiados detalles. Te digo k eso si k ya es perfeccionistaa, pero no pasa nada. Lo de alternar los capitulos... Esperemos seguir aciendolo!!!! Un beso y gracias por comentar todos los capis!! Bss

Pakito dijo...

De las pocas cosas en las que me he documentao es de ese coche precisamente porque al escribirlo pense en uno que tiene un compañero de trabajo.El coche tendra unos 19 años y si que tiene los asientos reclinables.